domingo, 8 de septiembre de 2024

Cuerpo

 



"Mi corazón ya casi es solo mío"
-JA Buesa-

Mi corazón, osado desvarío,
vuelve a su ritmo y late y no está inerte.
Será que resucita de la muerte.
Despierta bajo un cuerpo que no es mío.
Mi corazón, glorioso escalofrío,
salta en el pecho mientras se hace fuerte.
Parece que la vida le divierte
y juega a ser humano como un crío.
Palpita reiniciando la memoria,
acude a otra fugaz convocatoria
y aprende su papel como un experto.
Tras un emocionante desparpajo,
se va comiendo soles a destajo
y olvida que una vez estuvo muerto.

Rosales






Destino

 



"Me enfundo mi uniforme de astronauta"

Mi piel habita un jueves y hoy es martes,
me anuncian con la mente mi destino:
"Irás a conocerte a todas partes
en un cohete bárbaro y supino"
Contemplo los planetas de otros cielos
y aquellos giran bien. La Tierra, mal.
Me encuentro en universos paralelos
a mí misma con algo desigual.
Inquieta y alarmada, les pregunto
si saben el trasfondo del asunto,
pues somos un reloj de formas breves.
Responde cada "yo" de cada espacio
tras franca diplomacia y muy despacio:
"tu mundo vive en martes y hoy es jueves".


Rosales





Horizonte

 



"La tristeza, por triste, va tristeando"

(Luis María Pérez Martín )




La tristeza es un alto colmo de espanto,
el oscuro horizonte, rabia de luto,
es quien dice al oído: " ya no me aguanto,
porque muere una tregua casi al minuto".

Es un perro que avanza, gruñe, me asusta
y a menudo, incansable, vuelve a mi encuentro.
La tristeza se acopla, rancia y vetusta,
a un hogar donde siempre llueve hacia dentro.

Me susurra que hay miedos, huesos y ruinas,
que a los hombres les crecen sombras dañinas
y sostiene haber visto mares de lodo.

La tristeza me sueña, grita, me miente,
me encadena a los hilos, falsa y demente.
Ella tiene, por triste, culpa de todo.


Rosales






Súplica

 



"La existencia está en otra parte"
-André Bretón-

La súplica se va por la tangente,
entierra melodramas, sobrevuela
el rostro ensombrecido de la luna
y deja de escalar dificultades.
No indica su destino ni a su sombra
y cambia de visión y perspectiva.
Jamás en el pasado se adaptó
a un cuerpo más pequeño que su alma.
Ayer, quien era ayer, ya se ha acabado,
pues nace un universo de una gota
y muere lo que tiene que olvidar.
.
Mañana llega hoy por la mañana.
Se inicia muchas veces de uno mismo
el viaje a la existencia en otra parte.


Rosales





Inerme

 




Bajo el pecho, se mueve con soltura
una anónima inerme, luz distinta,
disuelta en la belleza de la tinta
del recorrido de la sangre pura.
Debajo de la piel hay otra cosa
fingiendo perdurar en la acrobacia
que late en esa olímpica falacia
del cuerpo de una estrella temblorosa.
Hay bosques interiores escondidos.
Oculta bajo el plan de los sentidos,
existe una sinuosa orografía.
Hay un rincón en el que vive el verso,
y un mundo fabuloso, otro universo
debajo de la piel: la Poesía.


Rosales







Topacio

 



Cuando toquen sus manos de topacio,
cuando te abrace con sus huesos rojos
o cuando horade sin piedad tu espacio,
no te acobardes. Míralo a los ojos.
Cuando huela tu carne a la derrota,
cuando en tu cuerpo habite un enemigo,
cuando lleves el rostro de un idiota
con la angustia anudada en el ombligo
o si la sombra lame tu pellejo
y tiembla hasta el cristal en el espejo,
es que al patán del miedo le interesas.
Lanza al espectro gris una mirada
como quien nada ve en mitad de nada.
Ignóralo después, y lo atraviesas.

Rosales





Quizá

 


Oculta en mi prisión, estoy cautiva
debajo de una forma pasajera.
La mente es la consciencia pensativa.
Mi piel, el uniforme de viajera.
Atiendo un corto tiempo que se trunca
y el único presente es despreciable.
Si vuelo a ser feliz, no alcanzo nunca
la próxima alegría, inalcanzable.
Vivir es estirar lo que se agota,
mirar cómo se pudre la derrota
y ver al tiempo rápido que pasa.
Quizá sea el regreso hacia uno mismo
dejando atrás un cósmico espejismo.
Nacer con otra luz. La vuelta a casa.


Rosales





domingo, 1 de septiembre de 2024

El tercer crepúsculo

 

“Sólo los dioses pueden prometer, porque son inmortales” -Borges-

 

  

PREMIO DE POESÍA JOSÉ ANTONIO TORRES 2024

 

 

 

 

 

  

 Me pregunto quién va a desencriptar

la métrica del día,

quién va a escalar la cumbre de la aurora

cuando el yo de mi piel se haya esfumado.

Si soy de hueso y sangre en el declive

y nadie está mirando por los ojos

que me observan ahora,

¿quién abrirá el balcón de la mañana?,

¿quién errará por mí cuando yo falte?

 

La crónica del alma recurrente,

tras una vaga luz que se disipa,

intuye su declive en el futuro.

El corazón se cansa hasta el entierro

y labra el monumento del olvido.

 

 

 

Hubo una vez un tiempo

donde fui inmortal como los dioses,

igual de indestructible que los muertos,

pero mi sombra y yo nos vigilamos

al escribir las dos este poema.

Cuando ella usa sus manos,

por dentro yo soy magia y resplandor,

soy una multitud, eterna, alada.

 

Detrás del universo de los hombres,

un sueño contenido en otro sueño,

soy muchas a la vez, toda la suma

del número de formas que he ocupado.

Como única mujer sobre la tierra,

soy todas las mujeres de este mundo.

 

 

 

 

 

Me aguarda la amplitud del infinito

como a una estrella itinerante y blanca,

presiento a qué lugar irá la lluvia

y me encamino a conocer quién soy.

 

Cuando vistan de oscuro el firmamento,

jamás sabrán que ya me habré marchado

 las cosas diminutas y queridas

en la disgregación del alfabeto

del término preciso de mi casa.

 

Hasta que vuelva al mundo en otro rostro,

quien ya no soy se irá con sus recuerdos

 y volverá el amor a su ejercicio.

 

 

 

No vayan a asombrarse,

las puertas no se cierran para siempre

y el tiempo es un espacio entre dos fechas.

 

Me escucharán después

en la memoria de otro

y soñarán conmigo los espejos

sobre blandas pirámides de ausencia

porque estaré, también, esperándome,

como un pájaro rojo, un bosque claro

o el corazón de un mágico destello

tras el delgado rostro de la muerte.


Rosales






 

 

 

 

 

Devenir

 


La noche se desdobla como un río,
una rama de un árbol parpadea,
tengo una cita en casa con el frio,
pues le voy a contar una odisea.
Llevo un invierno atado que no es mío,
el color de la casa me rodea.
El devenir es novio del vacío
y vuelo sobre lomo de una idea.
Canta un pájaro azul en mi costado,
duerme el reloj futuro del pasado
y asoma una ocasión por la ventana.
El ruido abre la flor de la pupila,
la luz, que asalta el cuerpo, me espabila
y dejo de soñar por la mañana.

Rosales





Ave futura

 




¡Qué alegre canta el aire pajaril!,
¡qué otoño de eslabones!, ¡qué enemigo
te pide de comer, como un mendigo,
y alarga su perfume varonil!
¡Qué cálida emboscada, y qué febril,
te tiende el corazón bajo el ombligo!,
¡qué claro observador es el testigo
del ático del cielo de marfil!
¡Qué lírico entusiasmo, qué hermosura
al oro de la carne te convida!
Sucumbes al placer de su textura.
Después de una refriega estremecida,
te rindes al amor, a la dulzura
y dejas reposar su ave dormida.

Rosales