Oculta en mi prisión, estoy cautiva
debajo de una forma pasajera.
Mi piel, el uniforme de viajera.
Atiendo un corto tiempo que se trunca
y el único presente es despreciable.
Si vuelo a ser feliz, no alcanzo nunca
la próxima alegría, inalcanzable.
Vivir es estirar lo que se agota,
mirar cómo se pudre la derrota
y ver al tiempo rápido que pasa.
Quizá sea el regreso hacia uno mismo
dejando atrás un cósmico espejismo.
Nacer con otra luz. La vuelta a casa.
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