La espina se me clava sin aviso.
El sol es un diamante gris oscuro.
Se cierne el duradero compromiso
de un trágico final, y prematuro.
El tiempo es un relato breve y liso.
La muerte es quien aguarda en el futuro.
Los sueños se deshacen bajo el piso.
La tierra es solo el canto que murmuro.
No soy la propietaria de mis huesos,
estoy bajo la piel como los presos,
como un poco de lumbre que camina.
Mi sangre no se ajusta a su ADN,
intuye desde dentro lo que viene:
la rápida existencia y una espina.

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