A ti, luminiscente campanilla,
bizarra, inaccesible y orgullosa,
la élite, la octava maravilla
vestida de radiante mariposa.
A ti, con tu esplendor bajo las alas
y el ego de las almas superiores,
a ti que te haces hueco entre las balas
y compras un status de colores.
A ti, nivel de intérprete notable
detrás de un personaje lamentable
y todos los complejos a la fuga.
A ti por ser estrella a la tremenda,
versada en demagogia, y estupenda,
te quiero recordar que fuiste oruga.
Rosales
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