Soñar para inventar una aventura:
tener en una nube una parcela,
salvar un corazón de la basura
o ser un personaje de novela;
dormir en un planeta imaginario,
volar bajo la noche de granito,
ganarle a un contrincante sanguinario
y hacer del universo mi garito.
Volver en hueso y alma al reciclaje,
al cósmico espectáculo de viaje
de un número fantástico y pequeño.
Nacer en quien supera la caída,
y ser la nueva yo desconocida
del sueño donde el mundo sea un sueño.
Rosales
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