domingo, 1 de diciembre de 2024
Cristales
Prohibida
Instnatáneo
Más
Más grave que el confort del asesino,
más larga que la mano del canalla,
peor que la conciencia del cochino
debajo de su pompa y su medalla;
más negra que un crespón en el destino
sembrando de cadáveres la playa
o el turbio sobresalto repentino
de estar bajo la piel de una cobaya;
más fea que la rabia en el insulto,
terrible como el mal secreto oculto
del alma atormentada aunque se duerma;
peor que el sufrimiento innecesario,
buscando su medida en el sudario
se ve la sociedad: fatal y enferma.
Rosales
Fotocopiadora
Cerrar
¿Es, quizás, nuestro caos la canción de la nada?,
¿resistir bajo el cielo nos merece la pena?,
¿quién dirá que existimos en la antigua alborada
mientras somos la sombra de una gota en la arena?
¿Es que el alma se eleva tras el negro reposo?,
¿puede ser que alberguemos un espíritu eterno
más allá del latido que se pudre en el foso
y se escape de golpe del auténtico infierno?
¿Es aquí donde azota la fatal pesadumbre?,
¿al cerrar una etapa, baja el ego a la lumbre
porque el ánima espera la siguiente mordida?
.
Esta duda inquietante se desarma en opciones
mientras vuelve la mente con las mismas cuestiones:
¿es la muerte otro estado?, ¿dónde acaba la vida?
Rosales
Fuego a discreción
Cervatillo
El hombre es ese frágil cervatillo
que acude por la noche a la emboscada,
disfruta de una breve temporada
la sílaba del tiempo en el bolsillo.
El hombre, entre el infierno y el bordillo,
evita caminar hacia la nada,
pretende hacer eterna su mirada.
No alcanza a ver la muerte en el pasillo.
La vida no se alarga ni un minuto,
al fin hay que rendirle su tributo
como a un mal previsible y ordinario.
No existe infinitud aquí en la Tierra,
el alma ocupa un cuerpo, siempre en guerra,
que sube en su papel al escenario.
Rosales
Montaña
Cansada de nadar contra corriente,
cansada de escalar otra montaña,
un poco igual y un poco diferente,
levanto sobre el viento mi cabaña.
No bajo a ras del suelo aunque reviente.
La lengua de las aves me acompaña,
aprendo a ser veloz, a ser paciente,
y estoy lejos del miedo y la cizaña.
Jamás pienso en volver. No me motiva.
Se ve de otra manera desde arriba
y el mundo es un desorden muy pequeño.
Aquí la soledad es mi maestra,
la voz que me apacigua y la que muestra
que estoy hecha de aire mientras sueño.
Rosales
Retórica de la verdad
Si pudiera
decir
las palabras
futuro, siempre, cosmos,
sería con tu
nombre entre las manos
y la alegría
intacta
de abrirle
al corazón alternativas.
Si pudiera
decir que ya era hora
de tenerte
en mi pulso, aquí, de vuelta,
sería al convocar
al universo,
con todos
sus efectos especiales,
tras volver
a nacer,
bajo capas
de piel y de memoria.
Mientras
busco tus ojos,
aseguro que
vuelo, igual que tú,
al abrazo
habitable
de permitir
que asome lo que soy:
una verdad
callada que despunta,
un temblor
que se aleja del origen
y un milagro
de luz recién escrito.
Rosales