Si pudiera
decir
las palabras
futuro, siempre, cosmos,
sería con tu
nombre entre las manos
y la alegría
intacta
de abrirle
al corazón alternativas.
Si pudiera
decir que ya era hora
de tenerte
en mi pulso, aquí, de vuelta,
sería al convocar
al universo,
con todos
sus efectos especiales,
tras volver
a nacer,
bajo capas
de piel y de memoria.
Mientras
busco tus ojos,
aseguro que
vuelo, igual que tú,
al abrazo
habitable
de permitir
que asome lo que soy:
una verdad
callada que despunta,
un temblor
que se aleja del origen
y un milagro
de luz recién escrito.
Rosales
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