lunes, 7 de octubre de 2024

Sonatina de la Espada del Mal

 



El jardín de los lirios donde duermo segura
tiene fuentes doradas en la hermosa espesura
y relumbra el paraje del rubor celestial.
A pesar de la imagen de exultante belleza,
siempre sopla una brisa con perpetua tristeza
y vigila en la puerta el Arcángel del Mal.
Tras la estatua de mármol que protege el palacio,
unos ínfimos duendes me susurran despacio
que el jardín es reflejo de mi propia ilusión.
Cuando escucho de fondo la corriente de plata,
se confunde en el verde mi vestido escarlata
mientras flotan las nubes de sutil algodón.
Y, si tocan de noche las campanas del cielo,
se despegan las sombras de mis huellas del suelo
y los árboles visten su corteza de piel.
El festejo nocturno del crepúsculo malva,
desde el prístino ocaso hasta el rayo del alba,
alimenta la tierra con estrellas de miel.
Quiero ser jardinera del vergel de los lirios
porque crecen las flores de mis gratos delirios
donde habitan los elfos y el guerrero feroz.
Mi corona es el tiempo de las horas ociosas
que procuro al cuidado de las frágiles rosas
o mirando la lluvia que me canta sin voz.
Mientras tanto, en el muro, se impacienta la muerte
y me espera el acero de la espada más fuerte
a que cruce la puerta de mi dulce pensil.
No me turban sus ojos ni su cuerpo sin alma
ni sus negros designios me quebrantan la calma
ni me inquietan los gestos de su faz de marfil.
Un dragón me protege de los malos momentos
y volamos los dos a través de los vientos
o adornamos el aire con estelas en cruz.
Tras la estatua gigante, nos animan las hadas
y nos tienden el roce de sus manos amadas
cuando mecen las curvas de sus alas de luz.
El jardín de los sueños es un canto a la vida,
el alegre vergel de bondad desmedida
donde el mal palidece si se encuentra ante el bien.
La Maldad me persigue más allá de la hierba
para hacerme algún día la fatídica sierva
que se lleve al infierno y la adore también.
El jardín de los lirios me resguarda de todo,
en su mágico entorno de ilusión, me acomodo
y me alienta el suspiro que perfuma la flor.
Que me espere la espada de la mala fortuna,
ornamenta mi frente el ardor de la luna
e ilumina mi pecho con sus llamas de amor.


Rosales





No hay comentarios:

Publicar un comentario