Mi corazón, relámpago de arena,
en mitad del apuro, ruega, canta.
como un desconocido en playa ajena.
Al fin, desde el desastre hasta la pena,
se inventa los motivos, vive, aguanta
con su dolor antiguo en la garganta,
y vuelve su ejercicio a la faena.
Desorientado y gris, como los muertos,
sobrevuela emboscadas y desiertos,
pues no contempla daños, y respira.
Oscuro como el mar por la costumbre,
mi corazón se llama pesadumbre
y oculta su verdad en la mentira.
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