con mucha pena, henchida de amargura,
te pido un mutuo acuerdo en la ruptura
y luego, igual que vine, me evaporo.
Consciente del profundo deterioro,
le doy el carpetazo a la aventura,
me marcho porque no estoy a tu altura,
pues, cada vez que subo, lo empeoro.
Sintiéndolo muy mucho, doy un giro,
lo siento, te abandono, me retiro.
Te quedas en tu casa con tu perro.
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