Remátame con pólvora o con flecha
o déjame morir en la neblina,
que llegue a la vorágine deshecha
y arranca de la rosa hasta la espina.
Lapídame a tu ritmo, y escabecha
o espera a que me pudra en la vitrina.
Disfruta de tu éxito, aprovecha.
Condéname a pasar por guillotina.
Amárgame los vuelos, la semana,
regálate dos vueltas de campana.
Empáchate de pijos y aeropuertos.
A veces se devuelve la pelota.
Si asumes que conmigo fuiste idiota,
podré resucitar de entre los muertos.
Rosales
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