Se lo voy a clavar por inquietante
y dejaré en suspense su propuesta.
Ha sido un adversario fascinante
aunque no pienso darle una respuesta.
Me descuidé en la sombra en un instante,
toqué el dolor oscuro, sola, expuesta,
bajo la luna en corazón menguante,
donde yo misma vi mi cara opuesta.
Anduve un tiempo sin estar, perdida,
y fui la que dañaba y fui la herida
en la que fuerzo el ánimo y resisto.
Para seguir sin él, por ser de hielo,
mientras lo leo, el alma escapa, vuelo,
y no tengo otra opción. Le clavo el visto.
Rosales
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