Es como andar descalza sobre el fuego,
como arrancarme el corazón de cuajo,
mientras secciono el incisivo apego
y sangro flores muertas a destajo.
Es ofrecer mis huesos a las hienas
de un escenario trágico y barroco,
donde no puedo respirar apenas
en este circo, delirante y loco.
Así me voy hundiendo con el lastre
de llevar las cenizas del desastre
a la fosa común de mi castigo.
En mis horas oscuras y macabras,
me despido de ti sin más palabras
aunque quiera, en el fondo, estar contigo.
Rosales
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