Tranquila, por favor, no es para tanto;
estás menoscabada, un poco floja.
Ser frágil tiene un plus para el encanto
y embellece temblar como una hoja.
Despéjate, salud, no todo es llanto
ni es lágrima el raudal de la congoja,
también hay horizonte y vuelve el canto
si disfrutas la lluvia que te moja.
Resiste un poco más. No seas dura
con ese corazón mustio, deshecho,
que daba lo que pudo y no debía,
y sé condescendiente, sé madura,
ayúdale a sanar dentro del pecho.
Así se cura la melancolía.
Rosales
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