Mi nombre es Periscopio, mucho gusto,
el cotilla de las profundidades.
Oteo el mar y espío intimidades
tras un discreto afán y un precio justo.
Me dedico a observar la superficie
y también a la fauna submarina,
desde el lobo de mar a la sardina,
sin que la información se desperdicie.
De mi apariencia sobresale el cuello,
metálico, estiloso y liso y bello,
en el que albergo inusitado arrojo.
Eficiente y formal en este empleo,
todo el tiempo transmito lo que veo
porque no tengo párpado en el ojo.
Rosales
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