Contemplativa a veces, pararrayos,
alérgica a la mala compañía,
mastico los dolores y los fallos
como la noche traga luz del día.
Experta en naderías y en ensayos,
mi religión se llama fantasía
y recolecto lágrimas y mayos;
son mi fuente infinita de energía.
Dibujo y cambio el cuerpo de la aurora.
Soy eco divergente, soñadora
o estrafalaria flor de otro planeta.
Abandono la llave del remedio,
es mi forma de ser, sin punto medio,
por vivir hacia adentro. En fin, poeta.
Rosales
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