Escribo sobre aquello que me pasa
y nadie sabe y nada lo remedia,
insiste en abarcarme cuando arrasa
a través de empeñarse en la tragedia.
Quizás soñé que estuvo en esta casa
-tal vez fuimos más locos que la media-,
pues desde entonces el reloj se atrasa
y el recuerdo es un monstruo que me asedia.
Tras este desconcierto, este mal trance,
recurro a algún detalle que me asombre
por hallar un milagro en el balance.
Parece tan real, tan vivo el nombre,
que quiere todavía darme alcance
en esa imperfección de ser un hombre.
Rosales
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