Si me ofrecieran la posibilidad, en este instante,
de poder despojarme de mi cuerpo, y volar hasta el espacio de tu inmortalidad
-de unirme a ti-,
¡oh, fuente de mis sueños,
extravío de la suavidad del amor!,
arderíamos, arderíamos
porque, antes de que el tiempo existiera,
yo ya te quería
y, contigo, hasta el dolor es bueno.
Hasta el amor es bueno.
Rosales
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