La respuesta es siempre.
Aunque el tiempo discurra sobre el hilo temporal,
yo soy un cazador de estrellas,
un invasor periférico,
más allá de la tierra,
en el cielo devorado por las llamas
y gloriosamente consumido sobre aquellas promesas crepusculares
que no estaban hechas de lírica vegetal,
sino de remolino y arena.
Vives en mi retina de fuego
como el pájaro que vuela hacia la buhardilla de mi imaginación,
hasta el incendio de convocarte
cuando la sola idea de un planeta vacío de ti
fragmenta y estremece
a la tristísima fiera que me ocupa.
La respuesta es siempre, y yo sí fui,
pero no estabas.
Rosales
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