El pensamiento-larva de gusano
anida entre sinapsis y neuronas.
Enciende o desactiva el modo plano,
a veces por completo, a veces zonas.
Algo que vive en mí mueve mi mano
-qué ajena es la razón a la personas-.
Intento detener el flujo en vano
del exceso de ideas machaconas.
Me sopla algún destello y yo lo escribo,
es alguien diferente, interno, vivo,
tras su charla mental copiosa y mucha.
Y mi otra dualidad, al darse cuenta,
me dice: si eres una, ¿quién comenta?
Si tú eres la que piensa, ¿quién escucha?
Rosales
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