Enróscate a mi cuerpo y escala mis caderas,
que quiero entre mis piernas sentir cómo te alojas,
y pierde los papeles y suda primaveras
o incendia tu retina de ver que me deshojas.
Demuéstrame que un beso merece las esperas,
y tiembla frente al fuego de piel y nubes rojas.
Seamos esta noche los dos un par de fieras
de sexo y poesía, de carne y paradojas.
Después, cuando te duermas y vuelva a ser humana,
me iré tras una imagen onírica, liviana,
el sueño de una noche de amor e intensidad.
La lluvia suave dice que estás casi despierto
y
luego te preguntas si todo ha sido cierto,
si estábamos desnudos y a solas de verdad.
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