“Señor juez, me hago cargo de los cargos” (Sonia del Campo)
Le digo, señor juez: no soy culpable
de llevar a este hombre al mal camino,
de bebérmelo entero -qué buen vino-,
y de palparle todo lo palpable.
Por favor, señor juez, écheme un cable.
Lo vi haciéndome ojitos, tan divino,
que me mordió con furia el desatino
al verlo comestible y deseable.
Le juro que esa noche estaba sola
tomándome una triste coca cola
cuando de pronto lo tenía enfrente.
No sé qué me pasó. Recuerdo y sudo.
Lo dejé en aquel bar medio desnudo
tras un sexo bestial. ¡Soy inocente!
Rosales
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