Su recuerdo da sombra a la palabra olvido.
Ay, tiempo congelado en los relojes,
¿no he tenido ya bastante
que aún he de vestirme de su piel
mientras le extraño?
Le extraño.
Levanto abismos donde sueño puentes
cuando disparo la palabra escrita.
Mi necesidad de entender se tumba a veces
sobre la hierba
de una realidad alternativa más amable,
a la espera de un prodigio en el que pueda
amar
con todos los sentidos,
y bajar la guardia,
y dejar de pensar en que afuera
hay otra vida con él.
Y que no es mía.
Rosales
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