martes, 26 de septiembre de 2023

Del mundo

 


A veces llego tarde a las miradas,

pues caigo en el ensueño del letargo.

Es vago el firmamento gris, amargo,

y allí soy agua fresca en las cascadas.

 

Me dejan de importar las dobles nadas

y es leve el blog de historia con que cargo.

Congenio con el duende carilargo.

Me miro en las pupilas de las hadas.

 

Después, cuando retorno y me despierto,

la tarde es una escena cada día

donde emerge otra yo de lo profundo,

 

un tenue resplandor a campo abierto,

la cuota necesaria de osadía

para aguantar la cara "be" del mundo.


Rosales






 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario