Quisiera ser un sueño,
salir de lo real porque me duele,
un pájaro sin dueño
que nunca se desvele
y ser de fuego y aire mientras vuele.
La absenta es el letargo,
el punto de inflexión, mi medicina,
un dulce sorbo amargo,
la espada que fulmina
al monstruo que mi mente se imagina.
Dormirme necesito,
pues soy por la mañana noche oscura.
Volver al infinito,
dejar esta amargura.
Despierta vivo inmersa en la locura.
¿Bebida? Por supuesto.
Me bebo la ilusión, la estrella amada.
Apuro el hondo gesto
que anida en la mirada
y el canto en el regreso hacia la nada.
Rosales
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