Para ser un ministro honrado y bueno
y gozar en la cúpula absoluta,
dormirá tu conciencia diminuta
a la masa con dardos de veneno.
Que te importe una mierda el mal ajeno
cuando sufra el obrero que tributa,
exagera el discurso de hijoputa
y te llevas el saco bien relleno.
Te interesa mentir y darles coba,
al activo incansable se le roba
hasta el alma del fondo de la arteria.
Gástate los impuestos en fulanas,
en salir o en jugar si tienes ganas
mientras hundes al pueblo en la miseria.
Rosales
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