Es el hombre en la vida el mal mediano
que compensa lo malo con lo bueno,
nos ofrece una copa de veneno
y convida al remedio de antemano.
Es el hombre distancia y lo cercano
en la crespa del ánimo sereno,
es el ángel que mora en cada trueno
y nos mece en la palma de la mano.
Un carámbano tibio que perpetra
el trazado en el arco femenino
de la curva excesiva del placer.
Su abandono es mortal, su luz penetra,
como el alma en el útero divino,
hasta el mismo dolor de la mujer.
Rosales
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