El mito de la caverna

 

Estoy desnuda y atada
en una oscura caverna
y, desde mi nacimiento,
he vivido bajo tierra.
Muchos estamos ocultos
en la mazmorra de piedra,
damos por buenas las sombras
del mundo de las ideas.
Nos divertimos pintando
muñecos y rojas bestias
y así gozamos felices
de la vida en nuestra cueva.
Un loco vino hace tiempo
a romper nuestras creencias,
contaba que a las espaldas
nos ilumina una hoguera.
Que vemos solo espejismos
del halo de las estrellas
y que la luz de la lumbre
en la pared las refleja.
Como vuelva, lo matamos
por falso y por sinvergüenza.
¡Es imposible que existan
ni el sol ni la luna llena!
¡Ni que al final de la gruta
haya ríos y culebras!
Como vuelva, lo matamos
con un palo en la cabeza,
porque quiere despertar
la libertad del que sueña.

Rosales