Una canción con manos de gigante
y cuerpo de una noche en duermevela,
una canción de pólvora sangrante
alarga sus acordes mientras vuela.
Una canción de muerte fulminante,
escrita en mi vertiente paralela,
me acaba atravesando, resonante,
desde el plexo solar hasta la suela.
Una canción que en el dolor madruga
me separa por dentro en varias vidas
como a la carne con el alma en fuga.
Donde están mis edades detenidas,
sin ti el tiempo se estrecha y se me arruga
en la canción que late en mis heridas.
Rosales

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