Yo no soy este cuerpo aunque esté viva,
ocupo su interior de mala gana.
Vestida de su piel cuando se activa,
me desplazo con él por la mañana.
Mi sino es reciclarme a la deriva
para dar otra vuelta de campana
porque, en la serie eterna y sucesiva,
es un sueño fugaz la vida humana.
Mi yo, desde el futuro, me alecciona.
Tras la vasta cubierta en que milito,
que se mueve y es única y razona,
sé bien que es temporal lo que visito.
Más allá de mi agenda de persona,
en mí reside todo el infinito.
Rosales
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