Estoy en construcción. No pasa nada.
Ayer esto que veis estaba en ruinas,
el solar de una planta devastada
al que le queda un sueño y tres rutinas.
Hoy, sin embargo, aun lenta y extraviada,
le pongo a mi rosal unas espinas,
al jardín le dibujo la mirada
y a mi casa le clavo las esquinas.
Me estoy recuperando entre las obras.
No quise conformarme con las sobras
y me marché de un fúnebre portazo.
Levanto de esplendores mi edificio
mientras sigo entrenando en el oficio
de poder olvidarme de su abrazo.
Rosales
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