Mientras escapo a tiempo de la lumbre
como un gato que sube a los tejados
y busco la verdad para que alumbre
el cuerpo donde encajan mis dos lados,
mientras acabo con la gris costumbre
de permitir que me rebaje grados
cuando escalamos juntos a la cumbre
y me olvida por los acantilados,
mientras queda el deseo en modo errata,
no acierto ni a dejar una posdata
después de hundirme a ráfagas de miedos,
llega el descenso brusco de la inercia,
resuelvo a mi pesar lo que se tercia
y él se sigue escribiendo con mis dedos.
Rosales
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