Imaginé una vez que éramos uno,
las partes extraviadas de una esencia,
el monótono calco de ninguno,
dos fases de un estado de consciencia.
En ese imaginar un escenario,
vi temblar sobre el suelo los cimientos
y, después, levantaba el mobiliario
de un espacio común de pensamientos.
Me imaginé en la claridad lunar
de su misma materia y energía
y en la estrella en que hicimos nuestro hogar.
En ese imaginario no sabía
que escribir es mi forma de llorar
cuando soñé una vez que me quería.
Rosales
No hay comentarios:
Publicar un comentario